dB (decibelios)

Aunque un aumento de 3 dB representa una duplicación de la presión sonora, es necesario un aumento de unos 10 dB para que el sonido parezca subjetivamente el doble de fuerte. El cambio más pequeño que podemos oír es de unos 3 dB.

La intensidad subjetiva o percibida de un sonido viene determinada por varios factores complejos. Uno de ellos es que el oído humano no es igual de sensible a todas las frecuencias. Es más sensible a los sonidos entre 2kHz y 5kHz, y menos sensible a las frecuencias más altas y más bajas.

Esta diferencia de sensibilidad a distintas frecuencias es más pronunciada a niveles de presión sonora bajos que a niveles de presión sonora altos. Por ejemplo, un tono de 50 Hz debe ser 15 dB más alto que un tono de 1 kHz a un nivel de 70 dB para proporcionar la misma sonoridad subjetiva.

Si un sonido es de corta duración, es decir, inferior a un segundo, se denomina sonido impulsivo o de impulso. Debido a la corta duración de estos sonidos, el oído es menos sensible a su intensidad. En general, se admite que la intensidad percibida de los sonidos de menos de 70 milisegundos es menor que la de los sonidos de mayor duración que tienen el mismo nivel.

La red de ponderación "A" pondera una señal de forma que se aproxima a un contorno de sonoridad igual invertido a niveles de presión sonora bajos, la red "B" corresponde a un contorno a niveles de presión sonora medios y la red "C" a un contorno de sonoridad igual a niveles de presión sonora altos. Actualmente, la red de ponderación "A" es la más utilizada, ya que las ponderaciones "B" y "C" no se correlacionan bien con las pruebas subjetivas. Una de las razones de esta falta de correlación es que los contornos de igual sonoridad se basan en experimentos con tonos puros, mientras que los sonidos más comunes son señales muy complejas.